ELLA ES JOSEFA…

2 junio, 2015 • A mi alrededor, Desde Adentro, Destacada • Views: 3469

UN OSTEOSARCOMA NO LA DETUVO

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Una mañana empezando junio me encontré con ese rostro y aunque no era a mí a quien miraba, su actitud me hizo detener la  marcha, eché a un lado la prisa y le sorprendí con una conversación. Su mente estaba en otro lugar y de pronto yo le abordaba con una serie de preguntas. Su amplia sonrisa fue para mí como una invitación, así que dejé de analizar los pasos en el minutero de mi reloj y como periodista al fin, me convencí  de que debía sentarme a charlar a su lado.

Producto de esa pausa inesperada, permítanme presentarles a Josefa Antonia Frías.

Cuenta 51 años vividos. Su casa está el sector los Peralejos en Santo Domingo Oeste. Tiene tres extremidades, una de ellas fue carcomida por un osteosarcoma cuando apenas tenía 29 años. En su prole cuenta a 7 hijos. Tres que procreó con su primer esposo, antes del diagnóstico y 4 con su compañero actual, 8 años menor que ella.

 

El DIAGNOSTICO:

Cuando los doctores le diagnosticaron una bursitis en su brazo izquierdo este continúo doliéndole, lo que le obligó a procurar otras versiones, hasta llegar a una que le nubló el entendimiento.

“Tenía una de mis niñas pequeñas y solo me preguntaba cómo me haría para atenderla con un brazo menos …pero era eso o perderlo todo, incluyendo la vida”.

 

Hoy Josefa Antonia narra de la forma tan natural en la que se desenvuelve, aprendió a cambiar pañales con una mano, friega, limpia, pela plátanos, cocina y baila, por lo que no se pierde una sola fiesta de fin de año en la compañía para la que trabaja su esposo.

 

SUS ESPOSOS:

Cuando una desgracia de esta naturaleza llega a la vida de alguien se fortalece el cariño y las buenas relaciones pero también se necesita de valentía, coraje, determinación y mucho amor para permanecer, para no sucumbir para no claudicar.

Al primer esposo de Josefa no sabemos cuál actitud de estas le faltó, tampoco este es un paredón para juzgarle, sus cuentas las habrá dado al morir hace ya unos años. Fue un buen proveedor durante la desgracia, solo le fallaron las emociones, las que provocaron el rompimiento y  dejaron a Josefina con tres hermosos hijos.

En ese momento, el dolor no estaba en el brazo, se había trasladado a un lugar más profundo e invisible, estaba en su alma ya afectada por la pérdida de una de sus extremidades. Fue en esa circunstancia que conoció a su hoy compañero de vida, quien se solidarizó con su causa pero a quien nunca pensó le acompañaría en su destino y, por demás, le regalaría la dicha de ser madre, en cuatro ocasiones más.

“Mi esposo es mucho menor que yo, ahora 8 años no son diferencia pero hace 20 años no era bien visto y más  aún,  la gente acostumbra a no ver como normal a quienes tenemos una condición especial. El trabaja y formamos una familia”

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APRENDI A ACEPTARME:

Josefa cuenta que aprendió a aceptarse y aunque en un inicio se propuso no salir mas que a diligencias obligatorias, desde hace ya un buen tiempo no le molesta que la gente le señale para resaltar su diferencia.

Aprovechó nuestra conversación para exhortar al común de los humanos a no ver como cosa extraña a nadie por su físico o forma, en su experiencia explica que “eso baja la autoestima”.

Hoy esta mujer que hace 20 años atrás vio oscurecer su panorama, cuenta con una nieta. Una de sus hijas conduce un vagón del metro (al decir esto levantó con orgullo su cabeza). Tiene un hijo que es mecánico, otro estudia en INFOTEP y los demás están en grados de media o cursan el bachillerato.

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